
Pero esta visión ha cambiado y se mueve por el mundo pictórico un pintor apodado Centaurus(Del que no encuentro rastro en Wikipedia) y que se ha dedicado a versionar algunos de los clásicos más destacados de la pintura universal, pero dándole un toque homoerótico a las obras. Algunos tildan sus creaciones de parodias y los hay que se atreven a hablar de gamberrismo. Sea como fuere, lo único que Centaurus plantea con su universo particular es una reivindicación pura y dura.
Y como muestra... Hay versiones de Escena de Verano, de Fréderique Bazille, que muestra a una serie de chicos disfrutando de un día de campo. Aunque Centaurus ha ido más allá, mostrando lo que Bazille quizás no se atrevió a pintar en pleno siglo XIX.
El nacimiento de una Venus no tiene nada que ver con la que pintó Boticelli. Su Venus ha sido sustituida por un efebo ligerito de ropas, acompañado por una mujer que intenta cubrir sus vergüenzas.
Centaurus se atreve hasta con Dalí, parodiando La persistencia de la memoria. El artista ha sustituido su suedo-caballo por un chico, como no podía ser de otra manera, en el que uno de los famosos relojes de Salvador tapa sus partes.
Y es que este pintor hace y deshace a su antojo, como el hecho de colocar a dos maromos en pelota picada en el Adirondacks de Homer,un pintor norteamericano que se dedicaba a pintar los bosques de su tierra. O de hacer una versión más libertina de El almuerzo de los remeros de Renoir.
Lo que no cabe duda es que el centro de sus dardos lo ocupan los pintores impresionistas franceses, haciendo de las suyas con Tarde de domingo en la Grande Jatte de Seurat, en el que sustituye una señorona con traje hasta los tobillos por un chico exhibicionista, eso sí, con sombrilla; o en El desayuno sobre la hierba de Manet, en el que las señoritas sinvergonzonas dejan paso a dos chicos pícaros. Los pastores de la Arcadia de Possin no tienen nada que ver con los que ha recreado Centauris. El recato del siglo XVII ha dado paso a unos pastores muy curiosones con los genitales ajenos. Terminando con una versión de la Danae de Correggio en l que esta figura que, en el cuadro original, aparece fecundada por la lluvia dorada de Zeus ha dejado paso a un muchacho que está disfrutando con el homenaje que le proporciona uno de los dioses más poderosos.
Para que luego digan que el tarro de la inspiración se ha acabado y que los artistas ya no tienen imaginación. Ver para creer.