viernes, abril 28, 2006
El futuro está en el porno o como emparanoyar en un viernes de feria
Mañana de viernes(feria de abril en Sevilla), las 10:53 horas y aquí me tenéis, no delante de mi mesa camilla, pero sí de la pantalla del ordenador de la redacción sin saber qué hacer o, al menos, por donde meter mano a la actualidad nazarena. El cielo está cubierto de un gris plomizo y parece que hace frío, con la calor que yo pasé ayer. ¿Quién lo iba a decir?Nos encontramos a las puertas de un bonito puente y aún no sé lo que vamos a hacer. Las discrepancias típicas en toda pareja sobre si queremos playa o montaña, en este caso, camping, cabaña o simple habitación de un hotel, están complicando las cosas, pero seguro que todo llega a buen puerto o a ninguno, pero lo importante es que lo que no llegue es la sangre al río.
Será cosa de la primavera que la sangre altera. En plena efervescencia de las hormonas, los cuerpos están desquiciados y cuando no estoy con el alma por los pies y voy ranqueando por la vida, tengo la líbido por las nubes y veo churras donde solo hay merinas. Creo que se cumple el típico-tópico de la sangre alterada y últimamente estoy "mu excitado". No sé si es que los hombres de Sevilla (con el permiso del super macho de mi vida) se han puesto de acuerdo para hacer un complot contra mí, pero no es normal que cuando voy por la calle solo vea paquetes y buenos culos donde en otra época del año sólo hay un simple tío en un simple chándal o vaqueros. Ahora vendría muy bien, tócala otra vez Sam, la musiquita porno del Tomate, naninonani ahhh, para ilustar este momento mesa camilla con la estufa por las nubes. ¡Qué calor, madre mía! Y eso que fuera parece no querer aclarar el día. En fin, que ayer paseando por Sevilla, sus calles, a pesar de estar medio desiertas por eso de que están de feria, parecían un canal en vivo del Bel Ami gay. Esos muchachotes con esas camisetas sin mangas luciendo músculo o fibra, mientras sus vaqueros resbalaban por el trasero de forma tierna e inocente, dejando entrever algunas porcienes del tejido de su ropa interior... O que me dicen de (sigue la música porno tomatera) de esos pantalones de lino o chándales sueltecitos que permiten denotar muy levente un bamboleo sugerente de campanas de reloj de pueblo, como las que acaban de sonar aquí en Dos Hermanas... Para la música, por favor... Creo que se me está yendo la perola. Esto lo pueden leer los niños, aunque, como dice una buena amiga mia, los niños o niñas de hoy en día parecen ya viejos del siglo pasado y con una edad en la que mi única preocupación era completar la colección de playmobiles, ellos ya hablan de condones, felaciones y técnicas contra un embarazo no deseado. ¿Habré desaprovechado mi tierna infancia-adolescencia-pubertad con la cantidad de carne que hay por el mundo pidiendo que le hinquemos el diente? Creo que debo llamar a mi novio para recuperar el tiempo perdido... Apago la estufa, levanto las enaguas de la mesa camilla y me voy a ir a la calle para que me de el fresco. Pero no olviden nunca que el futuro está en el porno...
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