Supongo que la escritura es como la lectura es por etapas, que las hay más productivas y menos productivas. A veces son muchas las ideas que me invaden la cabeza para ponerme a escribir en esta mi, vuestra, mesa camilla, y otras mi mente parece un aparcamiento subterráneo vacio en el que las ideas, las pocas que habitan, hacen eco.
No me gusta descuidar este rincón en el que comparto y me destapo, desnudo, tantas veces ante las cosas buenas y malas de la vida con una sinceridad que muchas veces no eres capaz de defender en otras situaciones. A sabiendas de que este blog pueda ser leido por muchos internautas, cuando te sientas delante de la pantalla del ordenador a mostrar aquello que te gusta y te disgusta parece más un acto íntimo y de desahogo, más que una declamación pública, como aquella tonadilla que cantaba la Pantoja: Hoy quiero confesar...
Esta mañana me he prupesto escribir, sin más, sin ideas, sin ideas preconcebidas, escribir sin mas y trascribir con ese dedo mágico que tanto sorprende aquello que brota de mi mente. Hoy es miércoles. En cierto sentido, hoy comienza la semana para mi, después de dos días de descanso físico, aunque no psicológico. No han sido dos días fáciles. El corazón, no el de los sentimientos, que también, sino el mecánico, el que bombea y nos da la vida, a veces nos juega una mala pasada... Afortunadamente, los corazones de mi familia vuelven a caminar bien y todo se ha quedado en un susto, de esos que nos mantiene en vilo durante varios días...
Ante estas situaciones vuelve a ponerse en evidencia mi fobia a los hospitales y centros de salud en general. Me cuesta afrontar este tipo de situaciones. Supongo que he madurado en otros muchos aspectos, no obstante, tengo ya 28 años, pero ante la muerte y las enfermedades sigo siendo un niño al que a veces le gustaría desaparecer, taparse los oídos y apretar los ojos con mucha fuerza como no queriendo ver la realidad. Espero que para los 29, afronte mejor este tipo de situaciones, ya que forman parte de la vida, para lo bueno, lo malo y lo regular...
Ahora, mientras mis compañeras de trabajo hablan y debaten sobre los colchones, sus ventajas e inconvenientes, voy a despertar un poco, a centrarme e intentar levantar una o dos semanas, como habitualmente...
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