Cómo ser jurado de Mis Ciudad de Dos Hermanas

La (mala) vida te da sorpresas, sorpresas te da la (mala) vida. ¿Quién me iba a decir que yo iba a ser jurado de un certamen de belleza femenina? En la vida hubiese imaginado que me iba a sentar en una mesa frente a un escenario por el que iban a desfilar 18 chicas marcadas por la ilusión y los nervios del momento, ya que cualquiera hubiese estado nervioso si hubiera tenido que desfilar frente a una jauría humana similar de gente gritando y aclamándote con semejante vestimenta, unos taconazos para caerse y unos retoques de maquillaje y peluquería, que para qué te voy a contar. No es mi intención en ningún momento, Dios me libre, criticar a la organización que le dedicó tantas horas y tantos esfuerzos para que la gala saliera bien. No, no critico eso, sólo que este tipo de certámenes y me refiero, incluso, hasta al Mis España, saca lo peor de cada chica. La prueba de esta afirmación tan rotunda y que puede herir a más de una es que muchas de las candidatas mejoran bastante después del certamen. Aunque hay otras que no hay quien haga carreras de ella... No sirven ni para estudiar ni para trabajar.
Pues bien, ante la petición de la incombustible y energética Luisa Ríos (la admiro, a veces) acepté la propuesta por esa vaga idea de "bueno, por probar, una vez en la vida", y como buen jurado que me proponía ser acepté la invitación para una cena dos días antes de la gala con el fin de charlar y conocer de cerca a las candidatas.
Un local de ambiente casi cubano, todo un acierto, por cierto, fue el lugar escogido para el encuentro. Cuál fue mi sorpresa cuando me encontré en el bar con un ramillete de chicas vestidas con el kit completo de Barbie Noche de Fiesta. Con esto sólo quiero decir que me parecieron muy recargadas para una simple noche en la que la distención debía ser la nota predominante. Con esos atuendos hacía falta hasta unos consejos de protocolo para dirigirse a ellas o un kit de supervivencia con el fin de superar los adornos para acceder a la chica. La primera impresión, sinceramente, no fue nada buena. Me dije para mí, ¿y a quién coño elijo yo de todas estas? Espero que falten más candidatas... Ciertamente, faltaban, pero no me lo pusieron más fácil. El listón queridas amigas no era demasiado alto, pero ellas al menos le ponían ilusión y se lo estaban pasando de lo lindo, que, mira, por lo menos algo se llevan las muchachas.Para seguir con mi patatús, ninguna sabía por qué se presentaba a Mis Ciudad de Dos Hermanas, que creo que no me había referido todavía al concurso, y qué era lo que aportaban al certamen. Cosas de los nervios, me supongo, pero sólo una lo tenía claro y esa precisamente es la que ha ganado. Ella fue el gran descubrimiento de la noche, una chica, que aunque no parezca guapa, tenía una fuerza y un saber estar propio de cualquier modelo y a la que imaginé luciendo cualquiera de esos modelitos de los Victorio y Luchino.
Para no enrollarme y aburrir al personal dejo ya el local cubano y su caipiriña(mi gran descubrimiento de la temporada) para pasar a la noche de la gala en la caseta municipal.Una hora tuvimos que esperar a que los señores de una agencia sevillana que organizan el Mis Sevilla llegaran con todas las bandas y las bases del concurso. Nada del otro mundo: puntuación del 1-5 y si la niña no nos gustaba nada, la lástima y la compasión no tenían cabida, también era válido un 0 y para septiembre. Una vez todos reunidos, incluida la guapísima Lola Alcocer y su novio, también muy guapo, comenzó el certamen. Como bien dije antes, los nervios traicionaron a más de una por no decir todas, aunque en esta ocasión la vestimenta favoreció a otras que pasaron totalmente desapercibidas para mí en la cena previa. Otras seguían sin poder hacerse carrera de ellas. Allí sentado y sintiéndome por unas horas el centro de todas las madres, padres, hermanas, familiares y amigos que parecían decir con las miradas como no votes a mi hija te mato, fueron desfilando las candidatas en cuatro pases de modelo, de los que sólo me quedo con el primero, el de la moda flamenca, en el que todas lucieron espléndidas. El resto sólo hizo ponernos en duda ante lo mal que le sentaba a algunas el trikini, el peinado a otras o el vestidito de gala a la tercera... En fin, que como la gala no vistió mayor novedad, entre canapé y canapé, baile y más baile, y las gracietas del presentador, ganó la chica de la fuerza y el saber estar... Pero antes de terminar, servidor salió a dar unos regalos a una de las ganadoras por su simpatía, momento que recoge la foto que acompaña este artículo (que buen tipito luzco, la verdad)...
Por cierto para los que piencen que con este tiempo sigo con la mesa camilla, pueden estar tranquilos porque la he cambiado por un velador con sombrilla en una terracita en la que estoy la mar de agusto despotricando un poco sobre la mala vida....