miércoles, septiembre 20, 2006

La Sevilla de hoy o de ayer


Dicen que uno no valora lo que tiene hasta que no lo pierde de vista. Un redicho muy requetepopular que, como todos, es muy cierto y aplicable a la realidad. Por ejemplo, vivimos en una ciudad a la que apenas prestamos atención y que sin embargo, durante todas las épocas del año, incluida el verano, es reclamo para miles de turistas que cámara en ristre quieren inmortalizar todos los rincones por los que habitualmente pasamos sin prestarle atención.
Llevo viviendo en sevilla más de dos meses y, además de la Giralda, que como ya sabéis, asoma arrogante y luminosa por mi balcón, no me había percatado nunca de otros rincones con mucho encanto y por los que suelo pasar con bastante frecuencia.
Por este motivo y aprovechando que la meteorología, aunque cálida, ya no da para domingos de playa, mi cónyugue y un servidor aprovechamos la tarde del domingo pasado para dar una vuelta por el Alcázar. Sí, ese edificio impresionante tras una muralla y que tiene una puerta con el azulejo de un león... Pues más allá se esconden unas instlaciones envidiables e impresionantes y que me recuerdan a otras épocas de velos y especias, noches de lunas y música étnica... Palacios, unos jardines de palacio de ensueño y unas vistas de la Giralda que debío de hacer las delicias de los que tuvieron el gozo de habitarlo...
Ahora dicen o comentan en prensa que el nuevo PGOU del Ayuntamiento de Sevilla quiere eliminar del Patio de Banderas los elementos decorativos, ya sea su fuente o sus sevillanísimos naranjos, para darle a la estancia la imagen de antaño cuando simplemente era un patio de armas despojado de todo ornamento... Me parece bien que hace años o siglos aquello fuera una estancia vacía pura y dura, pero despojar en estos momentos a este patio de todos sus elementos ornamentales me parece una castración en toda regla. Es como si a la Giralda se le quitase el Giraldillo o sus sonoras campanas o si los naranjos dejasen de florecer azahar en primavera... Al Ayuntamiento de Sevilla y a su alcalde, señor Monteseirín, se les va la pinza. Lo mismo le da por quitar o desprenderse de elementos pasados de otras épocas por sus connotaciones franquistas que le da por instaurar tiempos pasados en sus monumentos o plazas aunque esto suponga un empobrecimiento de su estética turista...
No estoy de acuerdo con tocar el Patio de Banderas, el otro día estuve en él y sencillamente es placidamente bello pasear por el a los sones de una fuente y con la fragancia de sus naranjos. Esto es Sevilla y no la Plaza de Moscú.

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