Leyendo el artículo de Mambo Taxi en la revista Punto Cultural (www.puntocultural.com), por cierto, bastante bueno, sobre el mes de septiembre y el inicio de una serie de actividades, como la de apuntarse al gym, debo decir que estoy absolutamente de acuerdo. Me solidarizo con Mambo Taxi y creo que no debemos de ser los únicos que cuando entramos cada día al gym y vemos algunos de los cuerpos que entre las máquinas pasean, o mejor dicho, flotan, como dioses del Olimpo, nos preguntamos aquello de: ¿qué tiene o hace él para estar así? Dios debe de estar enfadado conmigo y eso que no soy ateo, porque llevo desde que cursaba segundo de carrera, hace algunos años, haciendo deporte de manera interrumpida, con algunos parones obligados por trabajo, y nunca he tenido ese físico raso y esbelto, moldeado, sin un gramo de grasa, con un culo prieto, redondeado y realzado, unos abdominales en los que se puede lavar la ropa con el jabón lagarto y unos bíceps en los que pueden colgar sin problema de agotamiento las bolsas de la compra. ¿Por qué? ¿Qué hago mal para no flotar yo también entre las máquinas? ¿Es que no sudo bastante o no me destrozo lo suficiente mi cuerpo con esos ejercicios masoquistas que tanto cuestan a veces? (¿qué me dices Mambo taxi de las lumbares boca abajo?)
En mi caso, querido compañero, debo de tener más aguante que tú, más constancia o,simplemente, que me gusta la marcha y el machacarme en un gimnasio, sobre todo porque cuando salgo por las puertas veo la vida de otra manera, más relajado, como si en lugar de haber estado haciendo pesas, me hubiesen dado un terapeutico masaje chino...
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