Mientras toda España mira embobada en la televisión la simple y anodina entrada de un delincuente en prisión por muy Farruquito que se llame, y se preguntan de qué eran los 9.500 euros que la Pantoja tenía en su bolso, la pobre mujer, para compras de su casa, yo me siento a hablaros en mi mesa camilla de otra cosa.
Voy a hablaros, para variar, de un hombre. El hombre, se podría decir, ya que como sube la espuma del buen cava, que se lleva todo el año discretamente oculto en una despensa, Cayetano Rivera Ordoñez ha subido en el último año como esa espuma de brindis. Este hombre que no habla por no molestar y que casi nunca sonríe(No es para menos, su vida, de haber caído en manos de Capote, hubiese sido motivo de una novela costumbrista y desgarradora de una España negra y tremendista) está de extrema actualidad ya que dentro de una hora va a ser el protagonista y la cara, o el cuerpo, según se mire, de la nueva colección del afamado diseñador Giorgio Armani en la pasarela de Milán.
Dicen que lo suyo fue un amor a primera vista, profesionalmente hablando claro, y que se dieron cita en una tienda de Zaragoza (según mis fuentes, claros) para ultimar los detalles de este multimillonario contrato que va a suponer el debut de Caye en el mundo de la moda. Una figura que promete y que ha sido todo un acierto por parte de Giorgio.
Cayetano es el hombre racial, atractivo, que no guapo, un reducto modernista del macho ibérico con toques reminiscénticos de sus antepasados, los homo sapiens. Cayetano es la viva imagen de su padre, Paquirri, una belleza pueblerina y amachotada, que derrite a las féminas y no tan féminas cuando da su paseillo al ruedo. Es lo opuesto a la metrosexualidad y a las bellezas afeminadas que tan de modas están( veanse a Beckham o a su propio hermano, Fran Rivera). Cayetano es el prototipo de hombre, con todas sus letras, y nada mejor por ello que ser la imagen de la moda masculina de un diseñador de proyección mundial. Lo latino, amigos y amigas, sigue estando de moda... Spain si different...
1 comentario:
¿Cómo era aquella canción? It´s raining men, aleluya. Yo no los veo caer del cielo, pero sólo tengo que pasarme por tu mesa camilla para alegrarme la vista... Ay, qué hombres...
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