domingo, junio 01, 2008

Un mal día lo tiene cualquiera


Quizás Carne Trémula sea una de las películas menos personales de Pedro Almodóvar y una, también, de las que más desapercibidas han pasado en su trayectoria, tanto por la trama como por la interpretación de su elenco artístico que, salvando las típicas excepciones, no hacen su mejor trabajo.
Hacía años que no veía esta película, pero nunca es tarde para revisionar una de las cintas de la filmografía de mi director fetiche. Almodóvar o te gusta o no te gusta, no hay términos medios y yo me englobo en el grupo uno. Por ello, hasta en películas como esta, más malilla, siempre saco algo positivo de la misma. Recordar que Carne Trémula fue el inicio de una larga historia de amor profesional y de amistad entre Pedro y Penélope Cruz, que hace en esta cinta su primera colaboración, tan soñada, con el manchego y la verdad es que no está nada mal. Junto a Pilar Bardem, son lo mejorcito de la peli. Ah, por cierto, los ahora novios, Pe y Javier Bardem, vuelven a coincidir en la gran pantalla de la mano del director manchego.
Encuadrada en el género negro y con una banda sonora muy flamenca, Carne Trémula se podría definir con un lema: Estar en el sitio equivocado en el momento adecuado. Victor es un joven que no ha tenido una vida fácil. Nacido en plena época franquista en un autobús de madrugada, en su juventud se cruza en un bar de copas con Elena, hija de un embajador adinerado y drogadicta. Juntos tienen un afair en el baño que marca al joven pero deja indiferente a ella, quien colocada le anota en un posa vasos su teléfono y dirección. Engañado y pensando que ella está colada por él, Victor vuelve a llamar a Elena, que pasa de él. Ni corto ni perezoso, se presenta en su domicilio... Este es el comienzo de una historia que comienza a enredarse con la aparición en escena de David y Sancho(Bardem y Pepe Sancho), dos polis que acuden al edificio al llamar una vecina asegurando que ha oído un disparo. Esa noche y en ese piso de Eduardo Dato se cruzarán y marcaran las vidas de estos cuatro personajes, complementadas con la presencia de Clara (Ángela Molina), mujer de Sancho.
Quitando la maestría mostrada por Bardem en silla de ruedas, por las secuelas de ese acto de servicio, y la veteranía de Sancho tras las cámaras, las actuaciones de la película son penosas. Molina está perdida como siempre, Liberto Rabal, que tanto prometía, no está nada creíble y muy poco amoldado a las manos del director y Francesca Neri está super artificial. Una conjugación nefasta que, para colmo, no se sazonan con las pinceladas del llamado 'Universo Almodóvar' y que en esta película brillan por su ausencia, sin contar con el prólogo, ambientado en la época franquista, en el que, insisto, Penélope y Pilar Bardem bordan las escenas.

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