Ayer se estrenó la nueva película de Pedro Almodóvar, Volver. Seguidor que servidor es del director manchego desde que descubrí una noche de lunes, aun lo recuerdo, cuando yo tenía 12 años, en la segunda cadena su película La Ley del Deseo, me aventuré a mirar en La Semana, mientras me calentaba en la mesa camilla del temporal de lluvia y viento, si los cines de Dos Hermanas incluían la cinta en su cartelera. Menudo chasco me llevé cuando descubrí que no. Cineápolis prefería incluir en cartel una chapuza llamada Date Movie que, desde La Cosa más dulce o las diferentes sagas de Scary Movie,no se había visto nada más patético. En el fondo entiendo al señor gerente de los cines de mi ciudad, o debería llamarlo pueblo en estos casos, de no ofertar películas de este tipo, sobre todo, si son españolas. A los cinéfilos nazarenos, por llamarlo de alguna forma, los que aprovechan la sesión golfa del sábado para venir con la novia al cine y echar un rato antes de las botellonas, no se van a meter de fijo a ver una peli como la de Almodóvar. No, ellos prefieren la bazofia de la Date Movie o cualquier bodrio de mucho ruído y pocos nueces antes que ver buen cine. El cine de terror arrasa en Dos Hermanas, me comentaba una vez su gerente. Claro, no va a arrasar, si algunos viven tan anclados en el pasado que siguen aprovechándose de los sustos de este tipo de películas para achuchar a la novia.
Si no, como se explica que un cine traiga a cartel títulos como Brockeback Mountain o Crash meses después de su estreno por el simple hecho de haberse llevado un Óscar. Por esta regla de tres, creo que tendré que esperar a que Pedro gane algún premio dentro de x tiempo para que le dediquen una sala de un multicines. En Dos Hermanas, como en otro sitios, las minorías también existen y habrá gente que tenga que desplazarse a la capital para ver esta u otra peli similar porque no encaja dentro de los canónes de la mayoría, con menos luces que un coche tuneado y sin arrancar.
Pero esto supondría un debate muy largo y que siempre nos llevaría a lo mismo. Por eso, prefiero dedicarle algunas líneas más a contaros mi relación con el cine de Almodóvar. Como bien decía al principio, lo descubrí en la tele, con apenas doce años y una sexualidad aún por descubrir. El hecho de ver a dos hombres besándose era una sensasión que no había experimentado nunca y que me provocaba cierto placer. Gracias a esta sensasión me acerqué poco a poco a su cine hasta que me hice mayor y tuve que sufrir que no tenía a nadie que viniese conmigo a ver pelis como Carne Trémula o Todo sobre mi madre por el simple hecho de ser españolas, ya que no molaban; teniendo que aguardar a su salida en vídeo para poder verlas en ña intimidad de mi casa. Hoy por hoy puedo presumir de conocer casi plenamente su filmografía y de opinar que haga mejor o peor cine, cuente o no cosas interesantes, Almodóvar siempre captará mi atención por esa forma tan peculiar que tiene de hacer cine y de dirigir una película. Los que comprendemos el universo Almodóvar terminamos admirando sus peliculas, aunque no sean buenas, que las hay, hasta el punto de haber disfrutado de sus últimas creaciones dos veces durante su proyección en los cines. De Volver ya os hablaré cuando la vea...
