Me llamo Fran Ricardo y me he enganchado al Muro Infernal. Vale, lo reconozco, es lo único de la tele en verano, además de Identity, uno de mis programas favoritos de los últimos tiempos, que ha logrado que me mantenga sentado en mi sillón mientras disfruto viendo como unos tíos, sobre todo, y algunas tías, se las ingenian para lograr pasar por formas diversas reproducidas en un muro antes de que este los tire al agua. Esta ha sido la nueva apuesta de la cadena de Aragón, La Sexta, para el periodo estival y la verdad es que está teniendo tiron. ¿La fórmula? Una piscina, que en verano dice mucho; dos azafatos, un chico y una chica, de buen ver y con poca ropa; un presentador gamberro; una voz en off porculera e irónica; y un grupo de concursantes dispuestos a pasarlo bien y a hacer el ganso un rato.
Nunca había visto un casting mas efectivo que el realizado por los profesionales del Muro Infernal, ya que todos los concursantes parecen sacados del mismo patrón: por lo general, niñatillo de no más de 30 años, con un nivel académico más bien bajo, bajísimo, y unos nombres o apodos que si te das una vuelta el sábado por la zona de las botellonas lo escuchas a mansalvas: que si el Pikota, Maxi, Canijo y cosas por el estilo. Es mas, no dudaría en que las pruebas de selección se han realizado o se realizan semanalmente en las zonas de movida de las grandes ciudades españolas, porque la mayoría de los concursantes se comportan igual que si estuvieran de copas toda la noche con sus amigos.
Y ahora viene la pregunta que se deberían estar haciendo, después de todo lo que he soltado y es: Si has puesto a parir al formato de La Sexta, ¿qué te induce a permanecer sentado delante del televisor viendo a un grupo de colagados estamparse contra un muro de gomaespuma? Los trajes de lycra, estilo submarinista, ajustadísimos a su cuerpo que lucen los concursante. Que se le va a hacer, genio y figura hasta la sepultura... Ah, por cierto, un último deseo, una petición. Por favor, que se destierre ya, lo suplico, que se haga un edicto que prohíba a los tíos, sobre todo canis, llevar ropa interior debajo del bañador. Ahora la pregunta me la hago yo: ¿para qué quieren ropa interior si el bañador, se supone, ya viene preparado para lucirlo sin ella? Con lo que incómodo que resulta esa prenda mojada o húmeda sobre el cuerpo y lo difícil que resulta para secarse. ¿No es perjudicial para la salud? Un estudio desde Sanidad, ya, pero no lo dejen mucho. No aguanto un verano mas viendo a tios con sus gayumbos debajo del bañador. Nunca mas...
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