Lo admito, me hubiese encantado ver a la diva del pop, a la ambición rubia, en su actuación sevillana. Me encanta, lo reconozco, soy un mitómano, y lo viera flipado en colores viendo a la artista sobre el escenario montando sus numeritos, luciendo ocho trajes(con lo que me gusta un cambio de vestuario) y cantando para mí(aunque lo de cantar no esté asegurado al cien por cien). Pero, claro, hablo de verla y en un concierto de estas dimensiones dudaba mucho que pudiera ver a la cantante relativamente cerca por no hablar de no verla y sólo vislumbrarla a lo lejos, como el que dice que ha visto a la virgen( la madonna) y lo único que atisban sus ojos son manchas deformes sobre una pared.
50 mil son muchas personas, un macro concierto, al que no estoy costumbrado,me da miedo, me sobrepasa pensarme allí metido entre tanta gente, en un caos humano, en el que seguramente no hubiese disfrutado, porque me conozco. Y ya es de ser masoca gastarme 70 ó 90 euros en una entrada, que se dice pronto, para no ver a Madonna y encima pasarlo mal.
Así que me quedaré con las ganas y con las informaciones que mañana coparán los periódicos, así como con las fotos que todos los que sí estuvieron colgarán orgullosos de su fotolog. Yo la seguiré disfrutando en el dvd.
No sé si esto sirve de algo, digo lo de las justificaciones por mi no presencia en el estadio de la Cartuja, pero es que han sido unos meses muy duros para nosotros, los que hemos decidido no ir, aguantar los comentarios de otros que no entienden (no creo que sea tan difícil) por qué no iba a ver a Madonna. "Si esto pasa una vez en la vida".
2 comentarios:
Pues no, no te entiendo, nene. Además, me parecen tus justificaciones meras excusas que apuesto a que no crees ni tú. A estas horas, al menos estaría disfrutando de ese ambiente, si yo fuera tú me acercaría siquiera a escuchar de lejos. Aunque te dé coraje, pasado el tiempo sabrás que estuviste allí. Ya te dije un día que valía la pena entrar, como en mi caso valió la pena ver (también un poco de lejos) a mi cantautor favorito, dios entre nosotros.Pero bueno, sin remordimientos, que siempre hay otra oportunidad a la vuelta de la esquina.
Yo tampoco. Y se lo estaré recordando a mi hijo el resto de sus días. 50.000 personas son muchas para una barrigona fóbica a las aglomeraciones...
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