domingo, enero 27, 2008

Hay amores que matan

Me hubiese gustado mucho mas haber tenido la oportunidad de verla en versión original, creo que todas las películas salen ganando al visionarla en su lengua original. Me refiero a Savage Grace, la última peli de mi adorada, no me pregunten por qué, Julianne Moore. Julianne se mete en la piel de Barbara Baekeland, una mujer algo desequilibrada, para que negarlo, y con delirios de grandeza que entra a formar parte de la alta sociedad tras casarse con el millonario, Brooks Baekeland. Barbara parece no encajar bien en los esquemas de esposa que Brooks tiene para su mujer y las cosas como que empiezan a no ir muy bien, sobre todo después de que el pequeño Tony, hijo de la pareja, haga su aparición en la vida marital de la extraña pareja.
Este es el punto de partida de una peli a la que podríamos calificar de curiosa, extravagante, caótica y desconcertante; por lo que puede gustar o no, no valen las medias tintas, al expectador según lo que se le pida a esta cinta del director Tom Klain, con la que obtuvo muchas trabas para su rodaje en los puritanos Estados Unidos de América (por ello se vino a España, según él, más liberal, aunque para mí en apariencia, ya que me gustaría ver la reacción de ciertos sectores al ver la trama central de este film).
A mí no me ha disgustado, tampoco me ha vuelto loco. Se podría decir que me ha encandilado por momentos. La ambientación, vestuario y paisajes, dependiendo de la época y el lugar de residencia, ya que se han movido mas que los baúles de la Piquer(París, Londres, Cadaqués, Mallorca), eran geniales. La etapa del matrimonio en territorio español es magnífica en escenografía, con esas playas, esas casas costeras, y ese vestuario, rollo hippie de la Moore, que me han fascinado. Además y no sé por qué, los actores y actrices españoles que aparecen en la película (Belén Rueda, Elena Anaya y Unax Ugalde) lucen guapísimos, cada uno en su estilo, quedándome, por supuesto, con Ugalde, con esa tez bronceada y ese rollo camello homo que tiene más que bonitas palabras con el Tony adolescente...
La historia, cuesta pillarla, aunque está claro que todo lo que ocurre es producto de un joven, Tony Baekeland, desequilibrado y neurótico, que ha crecido en un entorno que no le ha favorecido para nada, con una madre sobreprotectora en esceso hasta alcanzar el incesto y un padre que lo ha rechazado desde niño. Geniales los momentos erótico-sensuales del vástago Baekeland con todo personaje viviente de la cinta en un rollo más sugerente que provocador, ya que, las que podrían haber sido escenas muy incómodas, para algunos, o cargadas de pornografía, se resuelven de una forma muy sugerente, morbosa y, por qué no decirlo, elegantes. Muy sobresaliente la actuación del actor que interpreta a Tony, Eddie Redmayne, al estilo 'enfant terrible', y correcta la de Julianne Moore, algo encasillada en papeles tipo Lejos del cielo o Las Horas, pero a la que, haga lo que haga, gusta verla sobre la gran pantalla. ¿Por qué será?

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