
¿Quién le iba a decir a esta envidiable pareja cuando se conocieron en el año 2004 que iban a terminar así? Bueno, a esta pareja y a todos, ya que muchas no son capaces de asumir y afrontar bien cuando el amor se acaba y una relación se rompe, agarrándose a lo primero que hayan en su camino, aunque en este caso sea una niña, para atacar al otro. De ser dos amantes que se buscan para amarse, algunas parejas pasan al papel de contricantes, de rivales, subidos sobre un rin y buscándose para darse puñetazos, metafóricamente hablando.
Y esto es así, aunque parezaca triste. Se dejan atrás los momentos felices, el amor, el cariño y el respeto que se debe tener toda pareja en un afan desmedido por infringirle el mayor daño posible, aunque sólo sea por el hecho de haber roto una relación. Y es que nos puede el orgullo de asmir que una persona nos ha dejado de querer y mucho más aún que se ha enamorado de otra. Este es el quid de la cuestión.
Pero para que vean que los cuentos de hadas no existen y que esas parejas, casi perfectas, que vemos en la televisión, como Aitor y Laura, jóvenes, guapos y con éxito, también terminan tirándose los trastos a la cabez, aunque yo al futbolista le tiraría de todo menos cacharros... ¿Cuenta el que se convirtiera en el primer futbolista en aparecer en la revista de temática gay Zero? Digo si cuenta para lo que a mi me interesa.
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